PSICODRAMA Y NIVELES SOCIOGENÉTICOS I
TEORÍA DEL SOCIODRAMA FAMILIAR
PABLO ÁLVAREZ VALCARCE
Grupo de Estudios de Psicodrama de Madrid
RESUMEN
Se hace una revisión histórica de las publicaciones de Moreno sobre terapia interpersonal, situándole como pionero de la terapia familiar. Se exponen los aportes del método sociológico a la comprensión de la dinámica de los grupos familiares. Se explica la teoría de los roles familiares en relación a sus distintos agrupamientos y matrices de identidad, dentro de la teoría general del Psicodrama. Se expone la Teoría de los Niveles Sociogenéticos aplicada a los procesos de estructuración sociométricos.
ABSTRACT
Includes an Historic revision of Moreno´s first publications about interpersonal therapy, remarcking him as a pioneer in family therapy. An exposition of what sociological method can help the understanding of family groups dinamics. Family roles theory is expleined in relation to their several clusters and identity matrix.The Theory of Sociogenetical Levels is expleined in his aplication to Sociometric Structuration processes.
TÉRMINOS UNITARIOS: Roles familiares. Sociogenética. Sociometría. Socio- logía.
MORENO Y EL PARADIGMA SOCIODRAMÁTICO
La aplicación de los presupuestos de la medicina científica a la psiquiatría centró el diagnóstico y el tratamiento sobre el organismo individual. Las ideas acerca de un locus supraindividual para la enfermedad provenían, a principios de este siglo, de antropólogos y sociólogos preocupados por temas tales como la cultura, clase o jerarquía social.
La sociometría y el psicodrama desarrollado por MORENO en la primera mitad del siglo XX, supusieron el primer cambio de orientación desde lo individual a lo grupal. El mismo concepto de identidad de la psicología clásica, la singularización individual, es transformado en el paradigma psicodramático, en especificación grupal. Lo que interesa tratar no es tanto la psique individual, como los vínculos que se establecen entre roles complementarios. En psicodrama pensamos que es el Yo el que se estructura a partir de los roles psicosomáticos, y que los aspectos captables del Yo son los roles sociales, familiares y psicodramáticos. Sobre estos roles familiares, sobre los vínculos creados en esa zona del átomo social, sobre los afectos y compromisos intercambiados en esos vínculos, va a situarse el intento terapéutico del sociodrama familiar.
Las indicaciones y contraindicaciones del sociodrama familiar van a estar basados en los cambios sociodinámicos de estructura que pueden diagnosticarse con métodos sociométricos, al tratar de entender a los individuos como representantes colectivos de roles de la comunidad, de modos de vinculación típicos de determinado nivel sociogenético.
La teoría de los roles nos va a brindar otro de los marcos de referencia con losque operar en sociodrama familiar. Los roles potenciales insuficientemente desarrollados pero requeridos de complementariedad específica, van a buscar estar fuera del grupo familiar, y en la medida en que logren vinculaciones estables, ello influirá positivamente en el desarrollo de la iniciativa y espontaneidad individual del sujeto pero afectará de algún modo a la pertenencia y cohesión del grupo familiar.
El carácter situacional de la posibilidad de complementar roles, dentro del psicogrupo familiar, de la posibilidad de concretizar en lo real roles que pueden tener un importante desarrollo en el nivel de la fantasía, de la posibilidad de inducir en el otro el desarrollo de sus roles potenciales a través de relaciones de tele positivas y de las coincidencias o superposiciones zonales para determinados conjuntos de roles, van a determinar el difícil equilibrio sociodinámico entre la necesidad de pertenencia-cohesión y la necesidad de desarrollo individual, entre las elecciones de dentro y fuera del grupo y finalmente en el nivel de estructuración sociométrica que puede ser alcanzado por el grupo familiar.
MORENO1 estudia los procesos de emparejamiento y matrimonio desde la perspectiva de las relaciones que se establecen entre los átomos social y cultural de cada uno de los miembros de la pareja. El proceso de superposición de los átomos sociales, sus áreas de intersección y exclusión, el carácter de atracción o rechazo de los vínculos que se establecen entre los miembros de los respectivos átomos sociales, van a establecer un equilibrio sociodinámico concreto, diagnosticable por métodos sociométricos y evidenciable por métodos psicodramáticos, que tendrá un valor predictivo sobre los posibles desarrollos de la estructuración sociométrica futura del grupo familiar.
El grado de superposición de los átomos culturales de ambos cónyuges, va a determinar en qué medida los roles de cada uno van a verse complementados y satisfechos dentro o fuera del grupo familiar, con la mencionada repercusión en la pertenencia, cohesión y desarrollo individual. Parecería que el aprendizaje psicodramático sería un medio de aprender a anticipar y predecir las fases de desarrollo de la unión matrimonial, disminuyendo así los efectos adversos de los prejuicios de reciprocidad diádica que aparecen en el emparejamiento cuando ambos individuos esperan que por sí mismos podrán complementarse mutuamente todos los roles substanciales.
La duplicidad de roles que tiene que mantener la pareja en los roles de esposos y padres con la consiguiente pérdida de privacidad, el establecimiento de vinculaciones triangulares con el riesgo de exclusión, es establecimiento en los hijos de un progresivamente más amplio repertorio de roles que demandan complementariedad fuera del ámbito familiar y el modelo de aprendizaje social resultante, van a ser causa de numerosas fricciones y conflictos.
En sociodrama se trabaja con métodos de acción profunda relativos a las relaciones intergrupales y a las ideologías colectivas. Los roles que representan ideas y experiencias colectivas son llamados roles sociodramáticos: el padre, la madre, el amante, el empresario, el empleado, etc. Son roles que actúan dentro de estructuras sociales específicas. Por el contrario los roles psicodramáticos son aquellos que representan ideas y experiencias individuales, idénticos consigo mismo, referidos a un individuo particular y que incorporan aspectos de su particular fantasía.
La teoría psicodramática del desarrollo infantil propone que todo rol está coloreado individualmente por la estructura particular del núcleo del Yo del individuo2, pero que está teñido colectivamente en cada cultura por la inclusión del rol complementario ofrecido durante el período de su estructuración en las distintas matrices de identidad. El sociodrama se basa en el supuesto tácito de que el grupo constituido se halla ya organizado por los roles sociales y culturales que en cierto grado comparten todos los integrantes de una determinada cultura. El objetivo es el grupo como totalidad, pero como el grupo no existe por sí mismo, su contenido actual son las personas interrelacionadas que lo componen, no como individuos privados, sino como representantes de la misma cultura.
El sociodrama introduce un nuevo enfoque de los problemas antropológicos y culturales al aplicar métodos de acción profunda y verificaciones experimentales a los procesos de recepción de roles en los que el individuo recibe un rol-conserva plenamente establecido que no permite ningún grado de variación, a los procesos de interpretación de roles en los que el individuo disfruta de cierto grado de libertad, y a los procesos de creación de roles en los que el individuo goza de un alto grado de libertad en todo el proceso de caldeamiento-espontaneidad-creatividad-transforma-ción de la conserva cultural. Para ello es necesario conocer todos los roles y situaciones decisivas de una cultura y colocar a los individuos que participan de esa cultura en una situación experimental de modo que se encuentren dispuestos a reestablecerla.
Es inherente al método sociodramático, el trabajar desde el principio dentro de la situación del grupo natural, cediéndole en ocasiones el liderazgo a uno u otro miembro, subordinando el método a los requerimientos de la necesaria espontaneidad del momento, planeando cuidadosamente el procedimiento y reuniendo toda la información disponible, objetivar y compartir esa información con métodos de registro en audio y vídeo. La unidad funcional director-yo auxiliar deber permanecer libre de una anticipación excesiva de los hechos futuros, para poder desentrañar un problema o estudiar una actitud interpersonal al mismo tiempo que curar ese problema o modificar esa actitud. Debe mantenerse una actitud permanente de confrontación y concretización al reproducir los conflictos actuales y vivos que puedan caldear al grupo hasta llevarlo a la catarsis de integración más profunda posible.
En sociodrama el manejo de los instrumentos clásicos varía con respecto al psicodrama. En un sentido sociodramático no hay diferencias entre el auditorio y el protagonista, no hay identificaciones, hay identidad colectiva, identidad social. La consideración de los miembros de una comunidad natural como idénticos, es una especie de reflejo colectivo fantástico de aspectos provenientes de la matriz de identidad total indiferenciada, que se proyectan sobre las matrices de identidad familiar y social. Esta fantasía grupal observable en familias de nivel sociogenético bajo y responsable de múltiples trastornos, puede ser realistamente equilibrada a través de experiencias diferenciales que modifiquen el instrumento propiciando el conocimiento de los miembros del exogrupo por los miembros del intragrupo. Resulta paradójico comprobar que esta fantasía de identidad colectiva que convierte al grupo en una entelequia, está basada en que el principio de la identidad del carácter de los miembros del grupo (identidad de rol) ejerce una influencia tremenda sobre la imaginación fantástica del ser humano.
Resulta útil en sociodrama diferenciar la identificación subjetiva en la que existe una proyección de un sentimiento individual sobre otro individuo, identificando a éste con una figura fantaseada subjetiva, de la identificación objetiva o de rol, en la que la experiencia de una imagen o de una situación de otra persona es considerablemente exacta. Sería la diferenciación entre transferencia y tele.
Una de las formas más importantes de identificación objetiva es la que se produce con los roles jugados por otros individuos o con la imagen que el otro con el que se está vinculado tiene de un tercero con el que ambos se relacionan en una situación triangular. En los grupos naturales, los miembros se sienten relacionados entre sí debido al principio de identidad total que actúa ya al nivel del no conocimiento, para luego, al llegar a conocerse jugando roles en la situación vincular, basar la relación en una identificación objetiva o de rol. Los tres principios, identidad, identificación subjetiva y rol, se hallan generalmente entrelazados, rara vez aparecen separadamente.
Sin embargo el proceso de identificación rara vez es completo. La mayor parte de los procesos de identificación lo son respecto a aspectos parciales de otra persona. En este sentido, el principio de identidad estaría relacionado con la matriz de identidad total, con la emergencia y desarrollo de los roles psicosomáticos, con el vínculo físico y el establecimiento de lo que denominamos zona, con el átomo social objetivo de la madre como yo-auxiliar primitivo, y sería una identificación de tipo primario, muy condicionada filogenéticamente según un modelo incorporativo.
La identificación subjetiva estaría más relacionada con la fase mítica de la matriz familiar una vez producida la brecha entre fantasía y realidad, con el desarrollo del imaginar y el pensar, con la recepción de la palabra transmisora de un orden mítico simbólico y por tanto con la capacidad de identificación por proyección de imágenes fantaseadas, siendo una identificación intermedia. La identificación objetiva o de rol estaría más relacionada con la fase mimética de la matriz familiar y con la matriz social, en la que es posible jugar y dramatizar las formas y los contenidos de los roles complementarios ofrecidos en esas matrices con una percepción más simultánea y espacialmente discriminada, siendo entonces una identificación secundaria, más condicionada ontogenéticamente.
EL CONCEPTO DE MATRIZ.
LA MATRIZ FAMILIAR
Para MORENO la matriz es un locus, un lugar de acontecimientos fundantes, un lugar de acciones y encuentros, donde el ser humano va constituyendo modos de ser propios, unidades de acción dramática, roles que se desarrollan a partir del momento mismo de su emergencia, en un clima emocional determinado por el status sociométrico intragrupo del individuo.
MORENO distingue una primera fase denominada matriz de identidad total indiferenciada, donde el sí mismo estaría inmerso en lo sincrético, donde el ser y la acción en curso son una misma cosa, la cosa en sí, con una sensación de existir precaria, con el psiquismo aún caótico e indiferenciado y el ser inmerso en lo que denominó hambre de actos, sin poder diferenciar entre el Yo y el no-Yo. En una segunda fase de matriz de identidad total diferenciada, el niño comienza a distinguir los roles complementarios, las personas y los objetos, el Yo y el no-Yo. La maduración del teleencéfalo le permitirá discriminaciones temporales y espaciales. El niño se lanza así al reconocimiento de formas y funciones. En esta fase comienza a establecer su capacidad de relación tele, de relación emocional a distancia.
En la matriz de identidad comienzan a desarrollarse los roles psicosomáticos, paralelamente al desarrollo y maduración del sistema límbico (mielinización), durante los dos primeros años de vida. Su desarrollo armónico va organizando y diferenciando áreas de lo que primitivamente era el psiquismo caótico e indiferenciado, incluyendo los climas emocionales de la matriz para dar lugar a los modelos psicosomáticos con una serie de vivencias psicológicas sustentadas sobre sus respectivas vivencias cenestésicas, constituyendo el núcleo del Yo, base estructural de la personalidad, con anclaje neurofisiológico, y finalidad discriminativa entre las áreas de representación ambiental, corporal y mental. Los roles y modelos psicosomáticos constituyen el primitivo átomo cultural o esquema de roles del niño. Las bases neurofisiológicas de su instauración y desarrollo, las formas vinculares específicas de su complementación y el clima emocional ofrecido por la matriz, van a instaurar en el ser las actitudes básicas o estructurales de la personalidad. Dependerá sobre todo del clima emocional existente durante el desarrollo de cada rol psicosomático, el que la complementariedad de estructuras sea completa o quede carenciada.
Así, el modelo psicosomático de respirador instaura la actitud básica de la posibilidad de cambio e intercambio. El modelo psicosomático de ingeridor instaura la actitud básica de recibir, incorporar, quedar satisfecho con lo recibido y admitir cierta dependencia de la fuente de satisfacción. El modelo psicosomático de contactador, que como el de ingeridor, está basado en el único sistema neurofisiológico totalmente mielinizado al nacer (laberinto, boca, mano y piel), le permite descubrir lo otro, su presencia o ausencia, la ternura o la brusquedad del contacto, el efecto membrana donde se dan los límites, las situaciones de intercambio y regulación, la función de protección y envoltura.
Este rol de contactador será fundamental para desarrollar la actitud básica de amor, que permitirá en un futuro un contacto psíquico más profundo y el mejor contacto epidérmico al mismo tiempo y con el mismo ser. También tiene relación con la capacidad de contener y ser contenido, con la pulsión de apego, de agarramiento y de exploración y dominio del campo. La piel será en definitiva, con todas sus funciones biológicas, la base ectodérmica del rol psicosomático de contactador, y la búsqueda de contacto epidérmico y mucoso será un factor esencial en el desarrollo afectivo, cognitivo y social del niño.
Otros roles psicosomáticos que inician su desarrollo en la matriz de identidad son el rol psicosomático de defecador con sensaciones cenestésicas de surgimiento, oposición, expulsión y pérdida y las correlativas sensaciones o vivencias psicológicas de creación, elaboración, expresión y comunicación. Junto con el modelo de ingeridor conformarán el modelo de relación con el ambiente con una disminución de la omnipotencia primitiva. El rol psicosomático de urinador conformará la actitud básica de planeamiento y realización de acciones para satisfacer deseos internos, así como los modelos femenino y masculino de la personalidad. El rol de perceptor cenestésico para el reconocimiento de las propias reacciones situacionales de temor o protección, el rol kinésico para la experimentación de la independencia deambulatoria en relación a la gravedad, el rol de visor para el descubrimiento de lo que rodea y separa en el espacio, y los roles de olfateador, auditor y degustador para la decodificación del mundo sensorial.
Los roles psicosomáticos de ingeridor, defecador y urinador, tienen una especial relevancia por tratarse de funciones no automáticas. La teoría de los roles propone que posteriormente, los roles familiares, sociales y psicodramáticos se organizarán en racimo sobre el tronco común de los roles psicosomáticos. Por tanto, éstos completarán su desarrollo en las subsiguientes matrices familiar y social. El átomo social objetivo de la madre, compuesto por el conjunto de vínculos emocionalmente significativos de ésta, va a ofrecer los roles complementarios para el desarrollo de los roles que van a conformar el átomo cultural o esquema de roles primitivo del niño.
La matriz familiar comienza con el advenimiento al segundo universo donde el niño comienza a separar la fantasía de la realidad. En psicodrama, consideramos que el individuo deberá instaurar un particular equilibrio dinámico entre las situaciones que pueden ser resueltas en el nivel de lo real y aquellas que pueden serlo en el nivel de lo fantástico, desarrollando paulatinamente su capacidad para lo simbólico. En esta matriz, el individuo comienza un modo de vinculación real con lo no-yo. La mecánica de los acontecimientos es intencional de modo que todo movimiento es vivido como si fuera puesto en juego por alguien (artificialismo) y como dotado de una finalidad determinada (finalismo).
El niño, espoleado por su curiosidad, buscará desentrañar esa mecánica intencional, alcanzando así sus primeros constructos cognitivos. Esta ansiedad básica de exploración busca la transformación autorreferencial y egocéntrica de lo desconocido en conocido, origen de su particular cosmovisión. Es precisamente durante la llamada fase mitopoyética de la matriz familiar3 cuando el niño comienza a desarrollar su capacidad fantástica e imaginaria, sus sueños y ensueños. Un buen desarrollo de esta fase, poblará el mundo interno con imágenes organizadas, lo que le hará tomar distancia con la inmediatez de lo real, para así poder nombrarlo con palabras y advenir más tarde a la función lógica del pensar. Será en esta fase cuando comienza la influencia normativizadora de los mitos familiares y su aprendizaje ritual con características mixtas entre la analogía y el símbolo.
En la fase mimética de la matriz familiar el niño comienza con sus juegos de emulación identificatoria, copiando los roles de sus yo-auxiliares naturales. Se familiariza así con códigos de conducta y modelos gestuales que lo fundan fisionómicamente, para su ulterior comunicación con el mundo a través de formas naturales socializadas. Mediante la actividad mimética el niño explora sus contrarroles, descubriendo empíricamente la técnica del cambio de roles, que tanta importancia tendrá luego en el aprendizaje social y en la terapéutica. MORENO plantea que es en esta matriz familiar donde el hambre de actos, ansiedad básica de la matriz de identidad total, es reducida a una tendencia motivadora de logro, a la que denomina <<hambre cósmica de transformación>>, la cual tendría el carácter de una necesidad residual infantil de reeditar la identidad total de un modo sincrético. Esta ansiedad básica va a tener una gran influencia en los movimientos defensivos de dilatación del sí mismo psicológico ante situaciones alarmógenas, y en los trastornos sociodinámicos derivados de los intentos de difusión ilimitada de la expansividad afectiva.
MORENO describe como este hambre de transformación lleva al individuo a una constante búsqueda de inversión de roles, tanto en lo real como en lo fantástico, descubriendo así los límites de su omnipotencia primitiva al descubrir que con algunos aspectos de lo no-yo, es absolutamente imposible invertir roles. Los agonismos y antagonismos de cada unidad de acción dramática con las figuras de la matriz familiar, darán origen a una incipiente estructura axiológica encuadrada en el marco de los mitos familiares, y a un repertorio de conductas que por similitud o reacción se referirán miméticamente a los modelos prototípicos familiares. Una vez establecida la comunicación gestual mimética y la comunicación verbal mítica, el niño dinamizará la estructura axiológica estática, relativizará las pautas rígidas de participación-exclusión en las relaciones triangulares, para entrar en la fase ideológica de la matriz familiar, donde situándose cara a cara con sus yo-auxiliares naturales, comenzará a fundarse ideológicamente como persona, estableciendo su propio sistema de valores positivos a través de sucesivos encuentros dramáticos donde los valores propios sustentarán la emergencia de los distintos roles sociales que se desarrollarán luego en la matriz social y de los roles psicodramáticos que irán creándose en cada acto creativo-espontáneo de autonomía y autoafirmación3.
En esta matriz familiar se describe4 un proceso de memoria, juego y dramatización por medio del cual, el niño, a partir de los dos años, va a aprender paulatinamente los roles sociales o roles conserva que le ofrece su medio socio-familiar específico. En una primera etapa le son ofrecidos al niño unos roles, unas formas sociales con características míticas, bien sea a través de cuentos infantiles, de relatos familiares, o de roles conserva. En esta etapa llamada de memoria, el niño aprende globalmente la forma social ofrecida, primero interesándose en el fondo o tono emocional melódico, para posteriormente destacar de este fondo determinadas formas conocidas, descubriendo así las palabras, la estructura del texto del relato. Este registro global e indiscriminado, comprende la unidad compuesta por los roles complementarios, sus vínculos y la situación correspondiente. Se registran roles potenciales en un doble registro del fondo melódico y de la forma textual.
Para poder evocar la huella mnémica del relato, el niño debe estructurar una imagen particular que será una síntesis personal de todos los elementos participantes, forma, fondo y sensaciones experimentadas. Esta imagen interna, como producto psíquico específico constituye una pertenencia del niño con lo que establece una relación que le servirá de guía para construir sus juegos. Así pues, en la etapa de memoria se produce un registro lineal, sucesivo, de los estímulos estructurados, hasta su elaboración como imagen interna.
En la etapa de juego, el niño tiende a jugar con objetos lo apercibido (relato, mito, esquema, vincular, etc.). Para ello, la imagen debe pasar de la mente al ambiente a través del cuerpo, buscando movimientos acordes con la imagen y estructurando actos que conjuguen la imagen con las leyes naturales (prueba de realidad). Cuando el niño consigue reproducir fielmente en el ambiente la imagen interna que tiene del relato, obtiene lo que se denomina la imagen real.
En los juegos repetidos, descubre las interacciones y las relaciones espacio-temporales entre los distintos roles conserva, que dejan de ser sucesivas para pasar a ser simultáneas. El descubrimiento de las interacciones durante el juego es el descubrimiento de las formas sociales. La imagen real construida en el ambiente permite una nueva imagen objetivable y perceptible como un todo coherente.
En la etapa de dramatización, el niño comparte el relato con otros a los que supone conocedores del mismo. Vivencia así los contenidos de las formas sociales, descubriendo el vínculo y la importancia de la complementariedad de roles para generarlo. Puede delegar personajes en otros, y cambiar roles con ellos, hasta agotar las posibilidades y matices del relato.
En el trabajo sociodramático familiar, se pasa revista a estas etapas de la matriz familiar. Interesa diagnosticar todos aquellos relatos, mitos y roles conserva que no han sido jugados ni dramatizados permaneciendo como imágenes internas subjetivas, como fantasías en la mente de los distintos miembros que dificultan la percepción realista de la estructura vincular. La técnica tendrá entonces la función de facilitar el juego y la dramatización de estas imágenes dentro de la matriz terapéutica provista por el campo psicodramático. En los adultos, el juego físico y concreto con las cosas, es cambiado en ocasiones por el juego mental con las huellas mnémicas y las abstracciones. Los modelos de análisis de la realidad aprendidos durante la construcción de las imágenes reales de la etapa de juego, son utilizadas como formas estables de cosmovisión en las que se modifican los contenidos de acuerdo a las necesidades situacionales.
Es en la matriz familiar donde se desarrollan los roles familiares del átomo cultural familiar, sobre las actitudes básicas adquiridas en la matriz de identidad y dentro de la estructura del átomo social objetivo formado por la familia y sus conexiones con la red familiar extensa y la red social5. La zona, en el sentido moreniano de conjunto de elementos propios y ajenos, actuantes y presentes que permiten el surgimiento de un foco como un iniciador específico de un rol determinado, está constituida en esta etapa por la estructura de relaciones y vínculos afectivos familiares, por el átomo social familiar. La coherencia, pertinencia, congruencia y permanencia de las actitudes básicas de los que desempeñaban los roles complementarios en esta matriz, es fundamental para el desarrollo espontáneo y creativo de los roles familiares y de los incipientes roles sociales. Una matriz familiar adecuada puede suplementar las carencias de una matriz de identidad poco continente, y completar la formación de actitudes básicas.
Los roles desarrollados en la matriz familiar, influidos por la cultura familiar brindada por el átomo social objetivo, facilitan la inserción en la matriz social de una manera original y propia. Será en la matriz social donde se complete el proceso de memoria, juego y dramatización o proceso de recepción, interpretación y creación de roles. Tanto en la matriz familiar como en la matriz social se darán intentos de asignación y procesos más o menos oscuros de asunción de roles que podrán enriquecer o empobrecer el átomo cultural del individuo, según sea la conformación de los átomos sociales con los que contacta.
Estas oscuras asunciones de roles responden a intereses del sociogrupo no suficientemente explícitos, y conducen a estructuraciones sociométricas situacionales concretas de bajo nivel de salud, estructuraciones éstas que serán objetivo de tratamiento en sociodrama familiar. Al trabajar en el aquí y el ahora de la terapia, sobre el átomo social perceptual (la estructura de elecciones y rechazos esperados pero no objetivos) más o menos distorsionado, se está trabajando sobre un rol en conflicto vincular, y al corregir su estructuración, se modificará a un tiempo la estructura del rol social, del rol familiar y de la actitud básica enracimados con el rol psicosomático en que está fundado ese rol en conflicto. Ello supone una mayor diferenciación del yo de los participantes en el vínculo, así como una mayor diferenciación y organización de las áreas de psiquismo involucradas en la actitud básica de el o los roles psicosomáticos comprometidos.
Un átomo social perceptual muy alejado del átomo social objetivo, estará lleno de pseudoroles (rol del que se tiene información pero no formación y sustentado por una situación social dada), percibiéndose erróneamente elecciones y rechazos, con un gran prejuicio de reciprocidad diádica y una falta de límites en la expansividad afectiva. En sociodrama familiar se trabaja terapéuticamente con los átomos sociales perceptuales y objetivos de cada uno de los miembros de la familia. Cada vínculo necesitará de un caldeamiento específico, y las dificultades podrán tener un doble origen, bien en el status sociométrico que el individuo designado en cada vínculo tiene en su átomo social, bien en la deficiente estructuración de uno o varios roles durante el proceso matricial descrito.
MORENO COMO PRECURSOR DE LA TERAPIA FAMILIAR
Muchos de los actuales terapeutas de familia, desconocen el hecho de que MORENO, desde sus primeros escritos en 1923, propuso ya un punto de vista interaccional en psicoterapia, desarrollando ideas muy concretas sobre terapia de pareja, terapia familiar y terapia de redes. En 1923, MORENO escribe Das Stegeif Theater6 donde escribe el paso de los métodos individuales a los métodos grupales de acción profunda. En 1937 MORENO publica un artículo titulado Interpersonal Therapy and the psychopathology of Interpersonal Relations7 en el que desarrolla ideas sobre el concepto de Zwischenmenschliche Beziehungen (relaciones interpersonales) que ya fue propuesto de forma embrionaria y poética en la revista Daimon, fundada en 1918 y en la que colaboraban personas como MARTÍN BUBER o FRANZ KAFKA. En este artículo escribió: <<Así, la estructuración momentánea de las situación vital privada del paciente, los aspectos físicos y mentales de su personalidad y sobre todo como opera e interactúa en ese momento con los miembros de su familia y con los distintos miembros de su red social, es la información que se requiere para el diagnóstico>> .
También en 1937 publicó el artículo Intermediate (in situ) treatment of a Matrimonial Triangle8. En él habla de tratar no a una u otra persona, sino de tratar al vínculo que las une. Propone utilizar a una de las personas implicadas como agente terapéutico con respecto a los otros. Aparecen en este artículo términos como catarsis interpersonal, conflicto interpersonal, resistencia interpersonal, dinámica interpersonal, terapia interpersonal, equilibrio interpersonal, proceso interpersonal, etc. Textualmente llega a decir: <<En vez de tratarla a ella exclusivamente, intenté tratar a todos los individuos que eran esenciales en su situación, y lo hice de forma sistemática>>.
Su técnica consistía tanto en sesiones alternas con uno y otro miembro del triángulo, como en sesiones conjuntas. Propone el término neurosis interpersonal para referirse a la psicopatología vincular, independientemente de las características estructurales neuróticas de cada miembro. Nos dice: <<El equilibrio interpersonal entre ella y su marido, puede ser restablecido independientemente de las dificultades de personalidad, neuróticas o de otro tipo, que ella puede continuar presentando>>. Nos señala también que el encuentro entre todos los individuos implicados en una situación interpersonal, en presencia de un psiquiatra, está lleno de complicaciones dinámicas, las cuales consideradas seriamente, abren un nuevo capítulo en la psicoterapia. Más tarde propone la posibilidad de efectuar intervenciones domiciliarias, en el espacio vital real, como una especie de psicodrama proyectado en la vida, con el terapeuta jugando el papel de Yo-auxiliar.
En este mismo artículo de 1937, sugiere ya la posibilidad de efectuar terapia de redes: <<Cuanto mayor sea la cadena de individuos cuyo equilibrio de interrelación está perturbado, mayor será la dificultad para el psiquiatra>>. Nos define las <<redes de corriente psicológica influyente>>y advierte que en algunos casos la sensibilidad del paciente al flujo controvertido del tele a través de la red, puede ser muy alta, y por tanto su ansiedad puede ser debida a lo que denomina <<shock de la red>>. El psiquiatra debe alternar la investigación con una u otra persona de la red, para reconstruir sus relaciones con el paciente, ya que algunas partes de la red son evidentes para el paciente, pero otras partes están representadas en su mente tan sólo esquemáticamente. MORENO señala aquí también la importancia de que el paciente sea llevado a recordar pieza por pieza la sucesión de individuos de la red que llevan a un individuo clave (portador de un mensaje emocional significativo) y a una situación o escena clave. Cuanto mayor es la edad de un individuo, mayor es la red a investigar. A veces la red es tan extensa y sus nudos muestran dificultades de tal tipo que la terapia de la red se puede convertir en la terapia de la comunidad como un todo.
En 1943, publica Sociometry and Cultural Order9, libro en el que amplía conceptos ya vertidos en un artículo previo de 1937: Sociometry in relation to other social sciences10. En él nos dice: <<...no existe fenómeno social en el cual los procesos interindividuales e intergrupales no sean el centro de la cuestión, a menos que deje de ser un fenómeno social>>. Le interesa investigar cómo la estructura subyacente, actual, dinámica y central, de la sociedad humana, determina los agrupamientos formales.
En Psychodramatic treatment of Marriage Problems11 recomienda comenzar tratando a la persona que efectúa la demanda, para ir comprometiendo progresivamente al resto de las personas implicadas. Describe en este artículo, técnicas específicas de terapia interaccional, cuyo objetivo es tender un puente vincular entre los sujetos: la técnica del diálogo natural sin la presencia del terapeuta así como con su presencia pasiva, la asunción por parte del terapeuta de un rol activo como Yo-auxiliar, observador participante o intérprete intermediario. La técnica de entrevista al protagonista en presencia del resto. La técnica de actuar como catalizador de la responsabilidad y la productividad interpersonal. La técnica de actuar como guía terapéutico así como las técnicas psicodramáticas básicas de espejo, doble, soliloquio, cambio de roles, interpolación de resistencias, etc.
En Foundations of Sociometry12, señala el ya descrito fenómeno de la existencia de áreas de intersección y de no intersección entre los átomos sociales de los individuos que están formando una pareja parental. La sociometría descriptiva, se interesa por las complejas cadenas de interrelación entre los distintos átomos sociales hasta formar una <<red psicológica influyente>>. Cuanto más antigua y extensa sea una red, tanto menos significativa es la contribución de un solo individuo a su formación. La sociometría logra estudiar la estructura social como un todo y sus partes al mismo tiempo.
En Group Psychotherapy. A Symposium13 dice: <<El marido y la esposa, la madre y el niño, son tratados como un conjunto, cara a cara, porque cuando están separados pueden no mostrar ningún trastorno mental tangible>>. En Interpersonal Therapy Group Psycotherapy and the function of the unconscious14, efectúa una crítica de las teorías de H. S. SULLIVAN, ya que aunque este autor pone el acento sobre la interacción terapeuta-paciente, no trata al mismo tiempo a varios individuos relacionados entre sí. Critica también a FREUD, JUNG y ADLER en el sentido de que sus respectivas teorías no contienen métodos clínicos ni teóricos sobre el tratamiento de vínculos interpersonales. Para poder hablar de tratamiento interpersonal, debe haber al menos dos personas presentes además del terapeuta, el cual permanece como observador participante, como yo-auxiliar e intérprete de ambas partes.
En este mismo artículo, MORENO diferencia muy bien la teoría sociodramática familiar de otros tipos de terapia de grupo: <<Existe un área entre los individuos y los grupos reunidos casualmente de forma no estructurada. Éste es el área de las uniones altamente estructuradas de personas que se encuentran ligadas por lazos emocionales y tradicionales de larga duración y evolución, como son la pareja de esposos, los miembros de una familia, los amantes, los amigos íntimos, los socios de un negocio, etc. Cuando se desarrolla un conflicto entre los miembros de estas agrupaciones, hay que emplear métodos que puedan alcanzar los síndromes interpersonales profundamente. La terapia interpersonal es una categoría aparte de la terapia individual y la terapia de grupo>>.
SOCIOLOGÍA Y SOCIOMETRÍA DEL SOCIODRAMA
Los aportes del método sociológico
En el contexto dramático de la sesión de sociodrama familiar, se opera sobre las condiciones concretas de existencia de la cultura familiar considerada, las cuales son investigadas en el contexto grupal. Debe establecerse pues el grado de normalidad social del fenómeno, por su conexión con dichas condiciones, bien sea como efecto mecánicamente necesario o como medio de adaptación al sistema microsocial.
Los sistemas sociales pasan por periodos de transición de carácter transaccional en los que el conjunto de la especie social está en vías de cambio. En la cultura familiar, un hecho puede persistir de forma anti-espontánea sin responder ya a las exigencias de una nueva situación. Con las posibilidades del contexto dramático, podemos investigar si las condiciones de un hecho microsocial surgido en el pasado, aún se dan en el presente, o por el contrario se trata de una conserva cultural que demanda ser transformada creativamente.
En la familia es importante investigar la axiología relativa a la moral y el derecho, para comprender cómo las divergencias o disidencias de un miembro pueden ser vividas por los demás como carácter criminal, en la medida en que lesione un sentimiento colectivo relativo a la axiología familiar. Recuerdo un caso de una familia que consultó por una hija adolescente que abusaba del alcohol. Resultó ser una familia de confesión integrista, muy rígida, con un padre que era el único que tenía derecho a consumir alcohol y café, y donde la hija transgredía la moral familiar precisamente allí donde ésta se mostraba ambivalente.
En las especies sociales que tienen una identidad colectiva fuerte, una moral muy rígida, se ejerce de distintas formas, y desde distintos roles la función de autoridad, la cual consigue que las divergencias sean muy débiles en valor absoluto, pero trayendo como corolario el hecho de ser más sensible, más exigente y reaccionar fuertemente contra los menores desvíos de la norma, con una energía desmesuradada, que un sistema social menos cerrado, sólo emplearía contra disidencias más considerables.
Para que las transformaciones sociales espontáneas sean posibles, es preciso que los sentimientos colectivos que forman la base de la moral, no sean refractarios al cambio y por consiguiente sólo tengan una energía moderada15. En una investigación sociométrica con pacientes esquizofrénicos crónicos16, pudimos observar que para poder estimular la progresión sociogenética de los grupos, para crear las condiciones en las que el cambio sea posible, es preciso admitir un periodo en el que la cohesión del grupo disminuye al aumentar las demostraciones de reciprocidad diádica negativa que permanecían latentes.
Cuanto más intensos sean estos sentimientos morales colectivos, el conjunto social no será lo suficientemente plástico, y más necesaria se hará la confrontación terapéutica. Cuanto más acusada sea una estructura, más resistencia opone a su modificación. Es preciso que la autoridad inherente a la conciencia moral no sea excesiva, pues de otra manera nadie osará ponerla en cuestión y se fijará demasiado en una forma inmutable. Para que pueda evolucionar es preciso que la originalidad (como aspecto de la espontaneidad) individual sea posible. La conducta desviada de la norma, desempeña en esta evolución un papel útil. No solamente implica que el camino está abierto a los cambios necesarios, sino que en determinados casos prepara directamente estos cambios.
CH. S. PEIRCE, filósofo pragmático americano que influyó en el pensamiento de MORENO, plantea esta cuestión en términos de <<fijación de la creencia>>y <<estado de duda>>. Para que una creencia con su innegable valor homeostático, pueda evolucionar y ser cambiada por otra, el sujeto debe ser puesto en situación de duda real y viva, situación ésta de desequilibrio, que tenderá a resolverse espontáneamente por el alcance de un nuevo estado de creencia cualitativamente distinto17. En sociodrama, el Yo-auxiliar que es ese miembro del equipo terapéutico que dramatiza roles con los protagonistas, representa muchas veces la alternativa a la situación, la duda. Los participantes en la sesión, son expuestos en el contexto dramático a situaciones de duda real y viva, que demandarán respuestas espontáneas, es decir adecuadas al contexto, creativas, originales, de alta calidad dramática y portadoras de nuevos valores positivos puros. De esta manera podrá cambiar la cosmovisión de los participantes.
Para la sociología, el desarrollo social no es continuo entre tipos sociales cualitativamente distintos. El desarrollo sociogenético pierde continuidad. Se producen saltos entre uno y otro tipo de configuración. En sociodrama la crisis tiene valor de cambio sociogenético. La conserva cultural es caldeada por el método hasta que todos los elementos de la zona confluyen en un nuevo foco que será el iniciador específico para un acto espontáneo-creativo que transforma la conserva, que inicia el desarrollo de un nuevo rol, en un momento fundante de un valor positivo relativo a una nueva creencia que transforma tanto al individuo como a la estructura vincular en la que se halla inmerso.
El verdadero método experimental propuesto por los sociólogos,15, 18, tiende más bien a sustituir los hechos vulgares, que sólo son demostrativos a condición de ser muy numerosos, y que por consiguiente sólo permiten conclusiones relativas, por hechos decisivos o cruciales, que por sí mismos y con independencia de su número, tienen un valor y un interés científico. Estos hechos decisivos y cruciales, se ajustarían a la <<filosofía del momento>>propuesta por MORENO, al concepto de <<momentos fundantes>>y al concepto de <<duración>>propuesto por H. BERGSON19.
La sociología ha observado desde hace tiempo15, que los seres individuales se agregan, se penetran y se fusionan para engendrar un ser psíquico grupal que constituye una individualidad de nuevo género. Este fenómeno es llamado en sociometría la constitución del psicogrupo, definido como la estructuración sociométrica del grupo con criterios de tipo afectivo. El grupo piensa, siente y obra de manera distinta a como lo harían sus miembros aislados. Por eso en sociodrama familiar será tan importante que el terapeuta se una a la estructura del psicogrupo, a través de su rol de Yo-auxiliar. Sólo de esta manera podrá operar en el nivel grupal supraindividual. Su capacidad tele, su espontaneidad, le ayudarán en esta maniobra.
En su adaptación a la familia seguirá al principio una adaptación pasiva, adoptando las emociones y los estilos comunicacionales de sus miembros precisamente allí donde después va a construir un mecanismo que va a reaccionar de modo activo. El psicogrupo recibirá primero pasivamente la impronta del agente terapéutico, para reaccionar luego abiertamente, cambiando su estructura según el modelo bergsoniano de ortogénesis19, donde la casualidad del cambio operado tiene un sentido intermedio entre los de desarrollo y de iniciación.
El desarrollo sociogenético necesita para producirse un cierto salto cualitativo. Pero parecería que los modelos sociales de la cultura familiar hubieran nacido unos de otros sin solución de continuidad. Estos modelos son sistemas sociales cerrados en los que el cambio se produce en la resituación de los elementos de la estructura, pero no en la estructura como un todo. Estos sistemas sociales presentes en muchos modelos familiares, no han tenido en el curso de la evolución sociogenética, un momento para que los individuos deliberaran su nivel de adhesión a la vida colectiva y su elección de éste o aquel modelo. Los sistemas sociales cerrados, permanecen en el nivel sociogenético de adhesión o afiliación sin poder avanzar y estabilizarse en niveles más evolucionados donde primen la pertenencia, el compromiso de discusión lógico, la toma de decisiones por consenso, el liderazgo múltiple sociométricamente objetivo, y la madurez experiencial.
En las familias, para poder plantear esta cuestión, es preciso remontarse hasta los primeros orígenes de determinado sistema social cerrado, rastreando, en las así llamadas imágenes constitutivas familiares, las sombras de anteriores generaciones. Son las condiciones en las que se encuentra el cuerpo socio-familiar en su conjuntolas que determinan las representaciones, las emociones y las tendencias colectivas. En sociodrama se dispone de técnicas para evaluar los climas existentes en las matrices de identidad y matrices familiares de las generaciones anteriores, y determinar, elucidando junto con los protagonistas, la influencia en la estructuración de los modelos psicosomáticos básicos de los progenitores actuales, lo que determina a su vez el clima de la matriz familiar actual.
La sociología se preocupa15 por el abismo existente entre las condiciones psíquicas de la simpatía que experimentan entre sí dos individuos de la misma sangre (psicogrupo) y ese conjunto indigesto de reglas jurídicas y morales que regulan y determinan la estructura de la familia (sociogrupo). Ha habido algunos filósofos, etnólogos y sociólogos20 que se han ocupado de estudiar las funciones del sociogrupo familiar dentro del ordenamiento macrosocial. A los sociómetras como MORENO, les interesa estudiar cómo cada familia encuentra su equilibrio entre las necesidades de orden sociogrupal y las de orden psicogrupal. Diferentes modelos de organización social, como ya señaló MALINOWSKI21, dan lugar a presiones supraestructurales para que las familias en ellos inmersas tiendan a uno u a otro modelo de equilibrio en la complementariedad psicogrupo-sociogrupo.
MORENO se vio muy influido por BERGSON19 al explicar su modelo de cambio en el procedimiento psicodramático. Este autor se cuestionó los dos modelos opuestos de explicación evolucionista: la hipótesis de variaciones meramente accidentales y la hipótesis de variación dirigida en un sentido definido bajo la influencia de las condiciones exteriores. Señaló cómo las variaciones accidentales e insensibles acumuladas sucesivamente, difícilmente podrían avenirse entre sí para suceder en todas las partes del órgano a la vez de modo que éste continuara cumpliendo su función. Propuso una modificación de la ley de correlación evolucionista para la hipótesis del cambio brusco. Dentro de la estructura considerada, en este caso la estructura socio-atómica, una cosa es un conjunto de cambios solidarios y otra cosa es un sistema de cambios complementarios, simultáneos y coordinados entre sí de modo que se mantenga y se perfeccione el funcionamiento de la estructura en condiciones más complicadas. En psicodrama, la complementariedad y la simultaneidad son dos características del contexto dramático, del juego y la dramatización.
Sin embargo, para no cometer un paralogismo con el término correlación, debemos admitir que si las variaciones accidentales son bruscas, la antigua función no continuará ejerciéndose, o no la reemplazará una función nueva más que en el caso de que todos los cambios sobrevenidos, simultáneamente se completen y complementen con vistas al cumplimiento de un acto. Esta idea bergsoniana influye en MORENO en su concepto de zona y foco como iniciadores específicos de todo nuevo desarrollo. Para obtener la convergencia de los cambios simultáneos no queda sino apelar a la influencia directa de las condiciones externas del momento, según el modelo de la ortogénesis bergsoniano.
En sociodrama familiar, se anima en el contexto dramático a que las funciones familiares sean jugadas por distintos miembros, con lo que se logra una mayor influencia de los roles sobre la función, enriqueciéndola y modificándola hasta que todos esos cambios logran modificar la estructura momentánea de la zona relativa a
alguno de los roles familiares que al ser puesto de nuevo en acción con el individuo abocado al acto, logran coincidir simultáneamente en un foco que funciona como iniciador específico para el desarrollo de un nuevo rol resuelto y creativo que es inmediatamente complementado por otro de los roles familiares puestos en juego. La técnica psicodramática permite regular la influencia precisa de las condiciones externas del momento. El nuevo equilibrio de roles complementarios permite el surgimiento de nuevas funciones dentro del grupo familiar así como la flexibilización de la estructura para permitir la búsqueda de complementariedades en el exogrupo.
El método psicodramático como paradigma epistemológico
El método psicodramático es un método en la medida en que constituye <<una ayuda a la estrategia del sujeto>>22. En psicodrama no se explica al sujeto cuales son las dificultades que va a encontrar en el camino que quiere recorrer, ni cómo sería la manera saludable de resolverlas, sino que se le anima directamente a que recorra ese camino en el contexto dramático, observando la estrategia que espontáneamente desarrolla para ayudarle a hacerla más operativa, creativa y adecuada al contexto a un mismo tiempo.
Los individuos realizan su propio psicodrama en la situación de terapia-aprendi-zaje que supone el contexto dramático, se ven cognitivamente empujados a buscar un conocimiento in status nascendi, a lograr una explicación metodológica de los sucesos que van creando espontáneamente. El contexto dramático es una matriz donde toda metodología (como guía a priori que programa el conocimiento en el sentido moreniano de conserva cultural) es situada en proceso de caldeamiento para ayudar al sujeto en su estrategia espontánea-creativa de transformación y conocimiento. El método psicodramático ayuda, en esta <<estrategia de construcción en movimiento que transforma los constituyentes que la forman>>, a que el sujeto adquiera una especie de constructo cognitivo sobre sus propias acciones a punto de realizarse.
El propio método aporta, a través de las distintas funciones de sus instrumentos, una solución original al problema de la mera posibilidad del conocimiento. De una parte las condiciones de existencia momentánea del mundo psicodramático son las mismas que las condiciones de existencia del conocimiento psicodramático, y de otra la función de observador subjetivo objetivado del yo-auxiliar y del protagonista como actor espontáneo, hacen que en el universo psicodramático este sector espontáneo se desdoble para conocerse a sí mismo permaneciendo paradójicamente idéntico a sí mismo. El conocimiento psicodramático es pues posible. Al ser un proceso espontáneo, no hace sino reproducir la propiedad de computación-cogni-ción inherente a la fisiología de la vida. Los protozoos se computan a sí mismos. Los metazoos computan las computaciones celulares mediante la actividad neurofisiológica. Los lenguajes humanos computan esas computaciones.
Los tres momentos del conocimiento del fenómeno, la comprensión intelectual, la comprensión emocional y la comprensión axiológica, están en función de la estrategia del sujeto, siendo en función de su intencionalidad, y esta última de la iluminación del campo. El método psicodramático ayuda al sujeto primero a encontrar su estrategia, para después encontrar su propio método resuelto de ser en el mundo, articulando su conocimiento del objeto con su conocimiento de sí mismo como sujeto que conoce al objeto. Esta estrategia será la base de lo que en psicodrama se conoce como la transformación de los roles familiares y sociales en roles psicodramáticos constitutivos originales y creativos provenientes de la fantasía.
La estrategia se construye en el transcurso de las acciones. El sujeto que conoce, sólo puede ser conocido a través de sus aspectos captables; los roles. En psicodrama se juega a crear roles y la estrategia es el método propio de un individuo en situación de juego (en el sentido de situación que presupone satisfacción relativa de acoplamiento de estructuras genéticas programadas externas e internas y campo libre de la conducta de apetito).Debe hablarse pues de estrategia psicodramática y no de programa psicodramático pues el programa preestablece una secuencia de acciones, lo cual chocaría con la teoría de la espontaneidad.
La regulación de la estrategia de conocimiento psicodramático viene dada por tres principios del método. En primer lugar por el principio dialógico establecido por MORENO en su teoría del encuentro. La búsqueda de la complementariedad es el primer movimiento en el contexto dramático. Complementariedad entre los roles del protagonista y los roles del Yo-auxiliar, entre antagonismos y deuteragonismos, entre subjetivación y objetivación, entre análisis y síntesis.
En segundo lugar la estrategia es regulada por el principio holográfico de las relaciones objetales, distinguiéndose entre rasgo, cosa, objeto e instrumento, en las que el objeto vendría a ser el marchamo de la cosa, lo cual se concretiza en psicodrama a través de la teoría de la técnica de construcción de imágenes. En las imágenes psicodramáticas el todo está en la parte que está en el todo, y la parte puede regenerar el todo.
En tercer lugar, la estrategia es regulada por el principio de interdependencia o principio recursivo donde causa y efecto son dos aspectos de un mismo proceso, lo que en sociodrama familiar va más allá de la causalidad circular ya que se contempla el fenómeno de que todo rol contiene en su estructura el rol complementario específico que le fue brindado durante el periodo de su estructuración en la matriz familiar a través del proceso de memoria, juego y dramatización descrito. Desde el punto de vista del axiodrama, el valor-verdad del conocimiento psicodramático radica tanto en la posibilidad de que suscite el consenso como el disensoso.Cada unidad de acción dramática queda momentáneamente cerrada por los movimientos de antagonismo o deuteragonismo, pero la multiplicación dramática (versus interpretación) hace que el conflicto dramático continúe en el tiempo cualitativamente modificado. Sociométricamente, el progreso del conocimiento psicodramático, llevará a una mejor adecuación de elecciones y rechazos, así como a evitar las oscuras asunciones de roles que tratan de ser asignados con gran urgencia y presión por el medio familiar o social.
Bases sociogenéticas de los procesos de estructuración sociométricos
La ley sociogenética dice que toda forma de organización social proviene de la evolución de otra forma más primitiva. De ahí que pueda darse el fenómeno grupal de que individuos que participan de la misma estructura sociodinámica, pertenezcan a niveles sociogenéticos distintos, lo que puede ser fuente de trastornos sociométricos. Sin embargo, las ideas evolucionistas, que fundaron los primeros análisis sociológicos, han sido criticadas y despojadas de sus aspectos ideológicos y metafísicos por parte de los distintos estructuralismos, no sin atascarse en una supuesta inmovilidad de las esencias. Actualmente se torna a un neoevolucionismo positivista y pragmático23, basado en la experimentación sistemática de los investigadores, método que ya fue defendido por MORENO a principios de siglo. Así, el cambio o evolución sociogenética, desenmascarados sus supuestos teleológicos, pasa a ser función de la estructuración sociométrica de las relaciones interhumanas.
La estructura de las fuerzas psíquicas (la espontaneidad) está relacionada con la estructura de las fuerzas sociales (el tele). Las relaciones interpersonales van creando un orden superior de interdependencia, independiente de los actores aunque nacido de ellos, y este ordenamiento sociométrico funda la marcha evolutiva del cambio sociogenético. No habría pues razones necesarias, ni metafísicas ni teleológicas, para el desarrollo social. Las propias estructuras sociodinámicas fundadas en el intercambio afectivo que nos enseña la sociometría, son las que definen la dirección del desarrollo social, con un cierto grado de impredecibilidad que a la sociometría corresponde tratar de reducir para desvelar la razón estructural a través de las investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas comparadas.
Estudios experimentales sociométricos25 han propuesto una clasificación sociogenética de los grupos en término de sus formas de relación en las áreas de intercambio afectivo, comunicación, poder y consecución de objetivos. En el primer nivel los miembros operan bajo tensión pero responden con formas de actividad emocionalmente inhibida. Es el nivel de la interacción pasiva, con actividad neutral-tensión.
Las formas de comunicación predominantes son la demanda de orientación y la donación de orientación (información, repetición y clarificación). Hay muchas muestras de tensión contenida. El grupo tiene una configuración basal centrada en el líder oficial tipo rueda de carro. El grupo funciona más fácilmente como un todo amorfo esperando que las soluciones vengan mágicamente de fuera o sean provistas por el lider. El grupo no soportaria la emergencia de un protagonista. Los roles que pueden jugarse son roles enracimados sobre el modelo psicosomático de ingeridor.
En el segundo nivel de interacción involucrada o nivel de afiliación, el grupo tiende a mostrar una mayor actividad con mayor involucración emocional, más expresiones de opinión emocionalmente coloreadas y más abiertas muestras de solidaridad y antagonismo al jugar papeles. La tensión contenida está prácticamente ausente y la actividad predominante es dar opinión (evaluación, análisis y expresión de sentimientos). El grupo tiene una configuración sociométrica de tipo integración, en la que los miembros establecen vínculos entre sí bajo la protección del líder oficial que cumple la función del facilitador intermediario.
Muchas de las emergencias de contenido afectivo entre los miembros, tienen un contenido no manifiesto relativo al modo de relación con la figura de poder que representa el líder oficial. Los miembros exteriorizan sus contenidos internos con un cierto alivio pues la afiliación les permite depositarlos masivamente, a veces sin elaborar, con oposicionismo, quebrando reglas o exigiendo derechos. El grupo trabaja en una relación dominante-dominado, donde convida al líder a ejercer la autoridad, al tiempo que con sus opiniones y antagonismos se opone a que la ejecute. Los roles que pueden jugarse predominantemente, son roles enracimados sobre el modelo psicosomático de defecador.
El tercer nivel es el de pertenencia o identificación con el grupo. Los miembros tienen una orientación muy positiva hacia el grupo con vivos deseos de pertenecer al mismo. Lo que predomina es la expansividad al efectuar elecciones y esperar recibirlas entre los miembros. Pueden expresarse abiertamente los temores y los deseos. Hay muchas muestras de tensión liberada así como de muestras de acuerdo. Prácticamente están ausentes las muestras de tensión o antagonismo. También hay una relativa ausencia de ofrecer sugerencias o intentos de asignación oscura de roles rechazables. Hay una configuración básica de circularización, donde pueden estructurarse vínculos entre los miembros del grupo sin el auxilio directo del líder oficial del cual el grupo puede liberarse un poco dejándolo en una posición de presencia acompañante. Aquí pueden surgir protagonistas portadores del sentir grupal, con propuestas creativas de cambio, que reciben el respaldo de los otros miembros, con gran resonancia afectiva.
En este nivel, el grupo tiende a reorganizar los valores y normas que habían sido quebrados en el nivel anterior. Con un alto grado de intimidad, pueden comunicarse las fantasías, los devaneos y los planeamientos ligados a la exteriorización de deseos y a las acciones pertinentes para su realización. El clima grupal es suave, pero puede subir de tensión precediendo a las actuaciones pertinentes donde se libera. El líder puede ser solicitado en el papel de juez, para que ayude al grupo a decidir entre posiciones mutuamente excluyentes, frecuentemente entre el deber y el placer. Los roles que pueden jugarse con mayor grado de desarrollo son roles enracimados sobre el modelo psicosomático de urinador.
El cuarto nivel es el de liderazgo múltiple por consenso o nivel de jerarquización. El grupo muestra una localización más clara de las funciones en el espacio y en el tiempo. Éstas resultan enriquecidas al poder ser jugadas desde distintos roles. Existe una sensación de direccionalidad en las actuaciones grupales. Cada función grupal es liderada por distintos miembros del grupo que han sido elegidos como líderes sociométricos objetivos con carácter situacional. El líder oficial del anterior nivel pasa a liderar sobre todo la función de orientar y promover. En el grupo se ofrecen opiniones y orientaciones, y hay muestras de antagonismo en las distintas situaciones, lo cual ayuda a encontrar el consenso pues las muestras de tensión están prácticamente ausentes. El grupo vive con pertinencia la actividad directiva del líder situacional elegido que se anima a potenciar de forma integradora las capacidades y potencialidades creativas de los miembros para una actividad dada.
La configuración básica del grupo en este nivel, es de jerarquización, pues los miembros logran establecer un status sociométrico elevado dentro del grupo, siendo objeto de numerosas elecciones. Esta jerarquización es dinámica, pues el liderazgo múltiple está basado en el grado de contención, aceptación, protección y apoyo que determinados individuos van a ofrecer al grupo en sus distintas funciones. La capacidad del grupo para llevar a cabo tareas se ve potenciada, lo mismo que la capacidad de los miembros para profundizar en el conocimiento objetivo de sí mismo. Los roles que se van a jugar predominantemente en este nivel, son roles potenciales, roles de nuevo desarrollo con una transformación psicodramática de sus entroncamientos con los distintos modelos psicosomáticos.
Los grupos que sociogenéticamente han alcanzado el cuarto nivel de jerarquización dinámica, pueden aún desarrollarse hacia niveles superiores de estructuración e integración. El quinto nivel es el llamado nivel de compromiso de discusión lógico, donde existe una gran actividad de discusión y debate en un modo de interacción más intelectual que emocional, pues los subtonos de respuesta verbal emocional son disipados inmediatamente a través de comentarios sagaces que promueven la risa general compartida. El desarrollo intelectual y de la espontaneidad es elevado en los miembros de los grupos de este nivel.
La actividad grupal está relativamente ausente de ofrecer o pedir orientaciones, lo cual sugiere la existencia de una especie de acuerdo básico, tácitamente asumido, sobre una comprensión común de los propósitos generales del grupo. Este acuerdo tácito puede estar basado tanto en percepciones correctas como incorrectas, pero en cualquier caso la interacción del grupo se centra en la discusión de la viabilidad de aspectos específicos, dando por sentados aspectos más generales.
Al caber la posibilidad de que el entendimiento tácito de los propósitos, no esté correctamente basado, puede haber además de muestras claras de solidaridad, fuertes muestras de antagonismo, indicando esto en cualquier caso la rápida aceptación de la permisividad de la situación.
El sexto nivel de desarrollo sociogenético es el llamado nivel de interés centrado en la tarea. Como en el nivel anterior, se trata de una estructuración del sociogrupo factible cuando el psicogrupo ha alcanzado el cuarto nivel de liderazgo múltiple por consenso. Existe un alto grado de actividad en el grupo que se centra totalmente en la tarea con discrepancias que acaban rápidamente en acuerdos. Hay pocas muestras de tensión liberada, lo que sugiere que las respuestas de apoyo son pasivas en su naturaleza. Se piden y se dan sugerencias y orientaciones en un clima de atención a la tarea. Se privilegia lo progresivo y prospectivo de la tarea. Todo acontecimiento que ocurre en el grupo es un ensayo de lo que se realizará luego y fuera. Es posible elaborar proyectos. La información disponible se reelabora, se desmontan las pautas estereotipadas, y disminuye el miedo al cambio a través de la elaboración de la ansiedad que supone la pérdida de la creencia existente y el miedo a que la nueva creencia no sea aceptada. La pertinencia de las actuaciones grupales aumenta y la creatividad se potencia. Aumenta la heterogeneidad de los roles de los miembros así como la homogeneidad de la tarea.
El nivel más evolucionado que pueden alcanzar los grupos es el séptimo nivel o nivel de madurez experiencial. La edad y el status sociométrico de los miembros juega un papel importante en el estilo de interacción. Las muestras de tensión o antagonismo están ausentes mientras que prevalecen las muestras de acuerdo. Se ofrecen sugerencias con un alto grado de empatía, lo que indica un alto grado de conocimiento de la situación real de los otros miembros. Estas sugerencias y muestras de apoyo tienen un tono emocional neutro.
La evolución sociogenética de los grupos a través de los distintos niveles tiene un carácter dinámico por lo que un grupo determinado puede situarse predominantemente en un determinado nivel pero presentar situacionalmente características del nivel precedente o subsiguiente mientras logra estabilizarse en su evolución. Asimismo pueden observarse saltos pseudo-evolutivos cuando un grupo trata de funcionar en un nivel muy superior al suyo real como respuesta a condiciones específicas del contexto social. Un análisis sociométrico exhaustivo descubrirá la pseudo-evolución defensiva. Un claro ejemplo de esta maniobra, lo tenemos en los grupos terapéuticos que tratan de situarse en un pseudo-nivel de compromiso de discusión lógico cuando aún no han logrado la elaboración emocional de los niveles de pertenencia y jerarquización.
En sociodrama familiar, para describir y comparar familias, nos es de especial utilidad la conceptualización de los cuatro primeros niveles. Algunas familias estarán situadas en el nivel de pertenencia con una gran identificación objetiva entre sus miembros y una calidez especial en las relaciones, mientras que otras lo estarán en el nivel de interacción pasiva con mucha tensión contenida y una interacción basada en expresiones emocionalmente neutras. Aún otras podrán estar en el nivel de afiliación donde prevalecerán las relaciones rígidas y las funciones de dirección y control están claramente definidas. Tan sólo algunas familias, precisamente aquellas que no necesitan tratamiento sociodramático, estarán situadas en el nivel de liderazgo múltiple por consenso o niveles superiores.
Otro aspecto importante de la investigación, será el análisis de los niveles sociogenéticos de las familias de origen de la pareja parental, lo que puede hacerse en el contexto dramático, a fin de establecer en qué grado las perturbaciones sociométricas observadas pueden ser debidas al hecho de que dos individuos de diferente nivel sociogenético participen de la misma estructura sociodinámica. Interesa estudiar también cómo el empleo de determinadas técnicas sociodramáticas puede favorecer cambios en las capacidades de relación interpersonal tales que aproximen al alza los niveles sociogenéticos de los miembros de la familia.
En el proceso de emparejamiento y matrimonio, tienden a elegirse entre sí personas de parecido nivel sociogenético, pero este proceso natural se puede distorsionar por una parte debido a la gran movilidad social de la sociedad postindustrial y por otra debido a que en la elección pueden influir fenómenos transferenciales o de tele patológico, sobre todo en aquellos individuos de salud mental precaria. Así, cuando los niveles sociogenéticos de la pareja parental son claramente diferentes, se establecerá en la familia un modo inestable con oscilaciones en los modos de interacción de uno u otro nivel, lo que favorecerá la aparición de distintos subpsicogrupos alrededor de cada una de las figuras parentales.
El modelo sociogenético de paso de un nivel a otro pasa por dos tipos de procesos. Uno es el que se da en el intragrupo, a través del desarrollo completo del nivel en el que se encuentra el grupo en el que está inserto el individuo. El otro se da en la relación que el individuo establece con el exogrupo, con otros grupos que funcionan a nivel superior y en los que el individuo trata de integrarse y aprender. En la situación artificial del grupo terapéutico sociodramático, los individuos se ven animados a integrarse en una situación grupal que trata de funcionar a un nivel algo más evolucionado sociogenéticamente que el suyo.
Para favorecer la evolución sociogenética del grupo, disponemos del contexto dramático para crear situaciones imaginarias de interacción que posean condiciones más favorables para la evolución de una fase a la siguiente tanto en el ciclo de tarea: orientación-evaluación-control, como en el ciclo socioemocional: acuerdo-relajamiento-solidaridad.
Podrán utilizarse en el caldeamiento juegos dramáticos cooperativos, en los que necesariamente primen los roles funcionales de progresión y mantenimiento en detrimento de los roles disfuncionales individuales. Podremos también utilizar juegos dramáticos que modifiquen la cultura grupal orientada por el procedimiento substituyéndola por una cultura orientada por el logro, centrada en la tarea, eficaz, reparadora en lugar de culpabilizadora. Además pueden emplearse juegos dramáticos de estructuración sociométrica situacional con diferentes criterios sociométricos que favorezcan la elevación del status sociométrico intragrupo de todos los miembros para al menos un criterio, y aumentar así la cohesión del grupo y su eficiencia.
Un grupo así saneado, está en condiciones de evolucionar normalmente.
El desarrollo completo de un nivel para poder pasar al siguiente, exige que se ejecuten por parte de los miembros unos roles mínimos indispensables, que deberán ser ofertados en las escenas del contexto dramático y a través de los señalamientos en el contexto grupal y asumidos por el coordinador en las situaciones de alta tensión contenida en que no puedan ser asumidos por algún miembro del grupo. Así en el nivel de interacción pasiva donde prima la orientación van a requerirse los roles de iniciador-contribuyente, de orientador, de pedir información, de dar opinión, éstos para la progresión, y para el mantenimiento, los roles de estimulador, regulador de la comunicación y seguidor.
En el nivel de afiliación donde prima la evaluación de las alternativas van a requerirse para la progresión los roles de elaborador, de sintetizador y de crítico-evaluador, y para el mantenimiento los roles de conciliador y de transigente. En el nivel de pertenencia donde prima el control, van a requerirse además los roles de dinamizador, legislador, comentarista, etc. El coordinador puede ayudar a resolver los conflictos entre roles funcionalmente determinados, a desarrollar un determinado rol requerido mediante la estimulación de la espontaneidad y a cambiar los roles estereotipados mediante el análisis de los temores y deseos inconscientes.
Algunos fundamentos de la sociometría
MORENO recopila en un texto suyo algo complejo24, las bases de la sociometría y sus desarrollos metodológicos. La sociometría está basada en el estudio de las relaciones tele. El tele es la más pequeña cantidad de afecto transmitida a distancia. Es el responsable de las elecciones y rechazos espontáneos en los grupos, según los diferentes criterios de elección. Tiene que ver con la capacidad para percibir correctamente la realidad de la otra persona y de uno mismo. Los fenómenos transferenciales son los aspectos patológicos del tele, donde el sujeto se relaciona con una figura fantástica proyectada sobre el otro, con la finalidad de mantener su cosmovisión defensiva y ficticia.
El tele tiene un aspecto connativo y otro cognitivo. Su aspecto connativo está en estrecha relación con el desarrollo del teleencéfalo y la maduración de los sentidos visual y auditivo, lo que permite una organización diacrítica (de referencias temporo-espaciales) del sistema nervioso central, sobre la anterior organización cenestésica propia de la maduración del sistema límbico diencefálico en los dos primeros años de vida. Cuando este desarrollo se ve dificultado por motivos tanto orgánicos como debidos a desorganizaciones y falta de complementariedad en las matrices socio-familiares del niño, la organización diacrítica del SNC no logra adquirir el control suficiente de la experiencia sensible, por lo que las relaciones tele se ven distorsionadas por una dificultad de organizar temporo-espacialmente la realidad propia
y la del otro. La organización cenestésica, normalmente silente en el adulto, aparece bruscamente en forma de tormenta emocional-visceral con su modelo todo o nada, pudiendo observarse entonces un modo de relación transferencial o de tele patológico. Sabemos que según aumenta la gravedad de los síntomas psicopatológicos, son mayores las alteraciones de la organización temporal y espacial de la experiencia de la realidad.
El ser humano se enfrenta a una tremenda paradoja, pues necesitando organizar temporo-espacialmente la experiencia de la realidad, puede alcanzar cosmovisiones rígidas y defensivas ante déficits estructurales, lo cual le impide coincidir mínimamente con las cosmovisiones de los otros con los que se relaciona, con la realidad de consenso del sistema cultural en el que le toca vivir. Es por ello que los métodos psicoterapeúticos eficaces tratan de lograr una reestructuración de la organización temporo-espacial de la experiencia de realidad. El método psicodramático trata de lograr este objetivo mediante reconstrucciones formales y objetivaciones en el contexto dramático.
El aspecto cognitivo del tele está en relación con el desarrollo de los niños del sentimiento de contactar con otras personas que no han adquirido una capacidad análoga ante las elecciones interpersonales. Al final de los dos primeros años de vida, terminada ya la mielinización del sistema límbico, el niño comienza a establecer sus relaciones sociales a distancia utilizando para ello su capacidad tele.
Desde el punto de vista de la capacidad de percepción télica, existe para el individuo una zona de clara conciencia donde las elecciones y los rechazos son bien percibidos. Existe otra zona confusa cuyos errores perceptuales relativos a la actitud del compañero elegido, pueden corresponder a toda una variedad de relaciones interpersonales patológicas. Así, puede darse el caso de individuos que sean objeto de múltiples elecciones, pero cuyas elecciones carecen de eco. Casi no perciben el efecto que suscitan en aquellos que no han elegido pero les eligen.
Estos individuos suelen tener una percepción confusa (sobrevalorada compensatoriamente) de los roles sociales asumidos por los sujetos a quienes eligen, a pesar de tener un gran motivación para desempeñar esos mismos roles sociales que tan mal perciben. Este fenómeno sociométrico sirvió de base para un trabajo de orientación vocacional-ocupacional con adolescentes a través de la exploración generacional31.
Cuanto mayor es la distancia (grado de proximidad-lejanía) que separa a u sujeto de otros en su común espacio social, hay mayor riesgo de que su evaluación de las relaciones con esos individuos y de sus relaciones mutuas, sea inexacta. Sabemos de la importancia que para la salud mental de un individuo tiene la confirmación por parte de los otros de su particular modo de ver la estructura de la relación en curso. MORENO da tanta importancia a la distancia afectiva existente en el átomo social del sujeto según va pasando por las diferentes matrices de identidad, que sugiere la probabilidad de que los hechos descubiertos por el test sociométrico perpeptual y el test de acción, puedan servirnos para comprender mejor el origen de las ilusiones y alucinaciones del enfermo mental.
Los mensajes y señales que dirigen la conducta del psicótico o aquellos otros que recibe, pueden estar inspirados por telematrices o matrices de acción constituidas en la primera infancia. Algunos fenómenos sociodinámicos referentes a las distorsiones de la correlación sociométrica perceptual-objetiva en los grupos de esquizofrénicos crónicos, pudieron ser investigados por mí en un trabajo previo16.
Cuando se aplica el análisis fenomenológico de las motivaciones a la sociometría de un grupo social determinado, se pretende que una vez reconocidos los deseos de cada miembro (motivación de sus elecciones y rechazos) en relación a los diversos objetivos, los sujetos sean ayudados a reflexionar sobre sus acciones mediante la objetivación psicodramática, para que el método los impulse a alcanzar sus objetivos por sí mismos, desarrollando su propia estrategia de actuación espontánea. Más que probar una teoría ajena (metodológica), se trataría de que los miembros formulasen una teoría de sus propias acciones en vías de realizarse (metódica). El análisis de los rechazos y el papel que éstos juegan en las distintas fases del cambio sociodinámico, introduce una complejidad enorme en los estudios sociométricos, ya que las motivaciones para el rechazo son más variadas que las de las atracciones.
El estudio del liderazgo oficial y el sociométricamente objetivo en los grupos y la posibilidad del método psicodramático de propiciar estructuraciones sociométricas de liderazgo consensuado y múltiple, tiene un gran valor en sociodrama familiar. Se sabe que la actitud del líder oficial del sociogrupo, determina en parte las reacciones afectivas de los miembros. Existe una presión para que los miembros tomen hacia otros la misma actitud de rechazo o preferencia que toma el líder. De este modo el psicogrupo se va dividiendo paulatinamente en dos subpsicogrupos, cada uno de los cuales trata de dominar al otro. La minoría rechazada por el líder, se ve obligada a tomar una actitud defensiva, reactiva, estableciendo estrategias de intentos de dominación que incluyen la enfermedad física y/o mental.
El punto de vista sociométrico es progresivo y no regresivo. Las elecciones tele dentro del grupo, aquí y ahora, carecen de sentido revelado por el pasado del sujeto, sino que basadas en la espontaneidad no patológica (adecuación al contexto y creatividad), permiten presentir las relaciones personales que en el conjunto de sus conocimientos y desarrollo, mejor convienen a un sujeto. Sin embargo, la capacidad de adecuada percepción télica, tiene que desarrollarse paulatinamente. Será precisamente en la matriz familiar cuando la opinión de los adultos comienza a influir en las elecciones interpersonales que efectúa el niño. El proceso de discriminación para lograr una correcta percepción, tiende, en los grupos infantiles, a seguir el camino psicoorgánico: los niños intentan ajustar las opiniones recibidas a sus simpatías y antipatías espontáneas. Los códigos verbales (mitopoyéticos) y gestuales (miméticos) recibidos en la matriz familiar, tendrán una influencia decisiva en las limitaciones perceptivas del individuo, en su estilo particular de relacionar formas y contenidos, en su capacidad de percepción télica.
La teoría de la espontaneidad aplicada al sociodrama, nos enseña que el conflicto surge entre dos estados de espontaneidad diferentes, ya que el estado de espontaneidad de un individuo responde al estado de espontaneidad del otro con el que interactúa. El síntoma ansiedad indica siempre una disminución de la espontaneidad. Cuando un miembro determinado de un grupo en constante transformación sociodinámica como es la familia, logra caldearse lo suficiente como para liberar su espontaneidad en una dirección creativa determinada, su ansiedad puede tomar dos
direcciones: se manifiesta en los esfuerzos por librarse de una situación antigua insatisfactoria, o bien es experimentada como una fuerza exterior que le arranca de la situación antigua y le abandona sin sostén a la deriva.
Lo que parece como terrible en esta situación de cambio, es la conmoción transitoria entre la situación que acaba de abandonar y a la que no puede retornar, y una situación nueva que apenas se vislumbra y que debe alcanzar para su equilibrio y su seguridad. El modelo original de cambio, brindado originalmente por el rol psicosomático de respirador y desarrollado posteriormente en otras interacciones con el Yo-auxiliar primitivo (la madre), exige siempre caldear y liberar la espontaneidad, el estrecho contacto con el estado espontáneo de otra persona que toma el rol de Yo-auxiliar hasta lograr un acto creativo.
El problema técnico se plantea en sociodrama para lograr la liberación de la espontaneidad, reside en la dificultad para caldear a unas personas que mantienen unos prejuicios de reciprocidad muy grandes, que llevan presentándose ante sus parientes de una forma muy estereotipada durante mucho tiempo. Los roles suelen ser rígidos y sus formas rígidamente complementarias.
La liberación de la espontaneidad debe traducirse en sensaciones, percepciones, emociones o actos no experimentados hasta el momento. Existen toda una serie de índices de liberación afectiva de orden fisiológico, que surgen al entregarse a determinadas situaciones físicas, y que están ligados a una serie de emociones, percepciones e ideas. Es importante aprender a correlacionar estos movimientos expresivos. La cólera, la voluntad de dominio, el odio, son liberados por contracciones del músculo masetero, contracciones de los flexores de los dedos, movimientos oculares relámpago, fruncir las cejas, voz estridente y otros gestos violentos. La ansiedad, el miedo y la desesperanza son liberados por el jadeo, el temblor, la huida, la tensión facial, los gritos, etc. La excitación gozosa es liberada por la risa, el abrazo, etc. Los estudios de comunicación preverbal y paraverbal nos sirven no sólo para correlacionar los movimientos expresivos que definen el modo de relación en curso, con los contenidos que se comunican, sino también para diseñar métodos de caldeamiento de afuera hacia dentro en base a propuestas físicas como ya experimentamos en una investigación previa32.
Ahora bien, estos movimientos de expresión deben sucederse en un orden determinado que depende del desencadenamiento inicial. Cuando se interrumpe su normal progresión, destruyéndose el orden temporal, el estado afectivo que se libera es confuso. Así, en sociodrama familiar se utilizarán caldeamientos físicos precisos cuando se quiera facilitar la creación de un clima emocional determinado con el que comenzar a operar. La psicopatología estructural de cada miembro aconsejará caldeamientos orientados a las áreas atencionales de representación corporal, mental o ambiental. El conocimiento de la fórmula estructural del núcleo del Yo2,3 ayuda al psicodramatista a encontrar caldeamientos inespecíficos eficientes llevando la atención del sujeto hacia su área sobrevalorada o área de no-confusión atencional. Para caldear luego específicamente para un rol engarzado en racimo en el tronco del rol psicosomático deficientemente estructurado, podrá tratar de focalizar la atención intensamente en el área representacional (cuerpo, mente, ambiente) adyacente al rol psicosomático poroso, justo en aquella donde el Yo no haya establecido el mecanismo reparatorio sintomático.
Se puede citar como ejemplo el conocido efecto liberador de la espontaneidad que se produce trabajando psicodramáticamente con un sujeto afecto de ideación obsesiva, cuando después de un caldeamiento inespecífico ambiental (atención focalizada en el área ambiente) se focaliza la atención intensamente en área cuerpo mediante la adopción de una postura de forzado equilibrio para el desempeño del rol familiar, social o psicodramático enracimado sobre el rol psicosomático de mingidor que presenta dificultades irresueltas en su desarrollo (roles relativos al control y adopción de decisiones para llevar a cabo acciones pertinentes para la realización de los propios deseos).
Otra ayuda que nos brinda el conocimiento de la fórmula psicopatológica estructural de los distintos miembros del grupo familiar, es conocer con qué miembros contamos cuando sea necesaria una determinada representación correcta (exenta de confusión) en una de las áreas de representación (mente, cuerpo, ambiente) y en caso de necesidad la función auxiliar que debe asumir el terapeuta en el área representacional donde todos los miembros tengan tendencia a la confusión. Como ejemplo tenemos un grupo familiar formado por sujetos con fórmula estructural de rol de defecador y sujetos con fórmula de rol de ingeridor (los primeros presentarán mecanismos depresivos o psicopáticos, y los segundos presentarán mecanismos fóbicos o histéricos).
En un grupo como éste podemos esperar ayuda de los sujetos ingeridores cuando el grupo necesita dar una explicación mental de la experiencia, así como tendremos ayuda de los sujetos defecadores cuando el grupo necesite sentir corporalmente emociones, pero sin embargo será el terapeuta el que deba ayudar al grupo en la percepción de lo que sucede en el ambiente, ya que es precisamente este área ambiente la que tiene tendencia a la falta de discriminación atencional en ambos tipos de sujetos.
Desde el punto de vista de los fenómenos de interacción en un grupo pequeño, la sociometría nos dice que los estudios cuantitativos de las interrelaciones afectivas de los individuos pertenecientes a un mismo átomo social, nos permiten penetrar en el medio ambiente interpersonal que constituye el marco del desorden mental. Si se comparan cuantitativamente las actitudes socioemocionales de simpatía y de antipatía (miedo, cólera, dominación, envidia, depreciación) que un miembro de un grupo familiar experimenta hacia sus parientes, y las que éstos experimentan hacia el sujeto (mediante los test de espontaneidad) se observa una tendencia hacia el equilibrio como característica del átomo social que permanece como tal sin cambios (sociostasis).
MORENO plantea la importancia del fenómeno observable de que los grupos cuya población pertenece a los dos sexos, tienen una estructura complementaria que se desarrolla progresivamente, y donde tiene una importancia capital la valoración fantástica que, en términos de poder, hacen los miembros de los principios masculino y femenino. El nivel de evolución sociogenético del grupo social puede reconocerse por su diferenciación estructural, como ya se dijo en el anterior apartado. Existen determinadas estructuras de grupo que tienden a desintegrarse porque ciertos miembros empujan al grupo a funcionar en niveles menos diferenciados, menos evolucionados sociogenéticamente (estructuras menos diferenciadas que las que alcanzan en general grupos de la misma edad y cultura).
Alrededor del octavo año de vida, comienzan los grupos de niños a liberarse de la influencia de los adultos, a cuestionar con su capacidad lógica adquirida, los intentos de domesticación de los adultos. Será éste un momento crucial en el desarrollo de la matriz familiar, pues ha de encontrarse un nuevo equilibrio en la situación de pertenencia. Un primer grupo de niños permanece más atado al grupo de adultos, bien sea por elección espontánea, o por elección influida por características neuróticas. Un segundo grupo permanecerá más vinculado al grupo de pares, bien sea de forma espontánea o psicopatológicamente. Pero existe un tercer grupo de niños que se sitúa en medio, tratando de vincularse con los adultos y con sus pares, pero sin pertenecer en realidad a ninguno de los dos grupos. Es así como comienzan a manifestarse numerosos casos de aislamiento esquizoide o de personalidad impulsivo-agresiva. Finalmente, estos individuos aislados, preferirán los grupos con características menos diferenciadas, más infantiles, por su mayor facilidad para desarrollar su agresividad y su voluntad de dominio.
Ya manifestamos en otro lugar26 la importancia de instrumentar terapéuticamente esta tendencia sociométrica de los individuos aislados (psicóticos, trastornos de la personalidad, etc.). Los intentos de un grupo de adultos de elevado status sociométrico tratando de influenciar a un grupo de aislados, tienen menos probabilidades de éxito que los intentos de generar una dinámica donde estos grupos puedan ser influenciados terapéuticamente por sus grupos de pares. Tanto MAXWELL JONES27 con psicóticos, como R. KORN33 con trastornos antisociales de personalidad, han demostrado, empleando el método sociodramático, las mayores probabilidades de éxito al trabajar con los grupos de pares de los sociométricamente aislados.
MORENO estudia las características de la familia psicológica a partir sobre todo del conflicto y posición entre el agrupamiento sexual de la pareja parental y el agrupamiento de los padres e hijos. Son factores a evaluar, el reconocimiento de la consanguinidad, la experiencia psicológica de la paternidad incluido el deseo prenatal sobre el sexo de los hijos, el prestigio social de las funciones parentales, el sentimiento de los lazos naturales, el sentimiento de libertad y propiedad individuales, el sentimiento de un espacio territorial propio, el sentimiento de propiedad, identidad y objetivos comunes, etc. Desde la perspectiva sociogenética, el nivel mínimo de estructuración sociométrica, por debajo del cual la tendencia al desequilibrio y la desestructuración es muy grande, es el nivel de pertenencia. Es en este nivel donde todo individuo puede lograr sus aspiraciones a una situación que le permita expresar espontáneamente sus deseos y temores.
MORENO define el psicogrupo como el núcleo psicológico del grupo familiar: <<La continuidad en la existencia de un grupo de cohabitación depende del interés recíproco que tengan sus miembros. El éxito de un grupo de cohabitación depende del sostén que le acuerden una fracción de sus miembros. El único rasgo permanente e inseparable de toda estructura de grupo de cohabitación es una configuración de relaciones, un núcleo psicológico. A medida que aumenta la cantidad de miembros, resulta más importante delimitar este núcleo psicológico considerándolo en la continuidad de su existencia, midiendo su influencia sobre la conducta de los miembros del grupo y revelando quiénes tienden a separarse en beneficio de relaciones exteriores>>.
La desaparición de algunos miembros del núcleo psicológico, puede dejar al grupo amenazado de desintegración. Este peligro sucede en mayor medida en tanto que las funciones del grupo ejerzan rígidamente siempre desde el mismo rol, no enriqueciéndose la función del hecho de ser ejercida flexiblemente desde distintos roles según el contexto de la situación. Con la desaparición de un miembro por emancipación, separación o muerte, el resto del grupo no se encuentra entrenado para asumir la función que ejercía de forma forzada y exclusiva el miembro desaparecido.
Existen diferentes núcleos psicológicos o psicogrupos, que se diagnostican mediante métodos sociométricos. Así podemos tener una configuración en cadena centrada en el líder oficial, una configuración en estrella centrada en el líder oficial con pocas relaciones entre los miembros, un grupo centrado en otro miembro con el líder oficial relegado a su función sociogrupal de mantener el status socioeconómico del grupo y tratar de aumentarlo, etc. El líder del núcleo psicológico o psicogrupo, a veces es inconsciente de las limitaciones de su expansividad afectiva, volviéndose irascible cada vez que advierte su ineptitud para afrontar todas las exigencias afectivas de que es objeto. Su omnipotencia expansiva, le hace no tolerar bien elecciones no atendibles y rechazos no asumidos, entrando en situaciones de agresión-depresión. Cuando ataca, compromete al mismo tiempo sus relaciones con los satélites de quien ha sido objeto de su furor. Otras veces, el líder del psicogrupo, usa la política de dejar hacer retirándose a su trabajo doméstico, confesando así su incapacidad para las relaciones tele dentro de una estructura sociométrica de pertenencia.
Un ejemplo de conflicto entre rol y función es el de los roles rechazados en funciones asumidas. Tomemos como ejemplo cuando la madre rechaza el rol conserva de cocinera pero se ve obligada a asumirlo debido al criterio del sociogrupo. El resultado será un rol poco desarrollado y mal jugado con el que será difícil complementar por parte de los otros miembros. La comida realizada y la manera de ofrecerla, será poco apetitosa, apareciendo en los otros un rechazo al vínculo alimentario con tendencia a la huida. Se tenderá a forzar o distorsionar con premios y castigos la función alimentaria. Esta tormenta emocional, llevará a la intensificación defensiva de vínculos con criterio de psicogrupo, con lo que se producirán alianzas excluyentes con determinados miembros del grupo familiar. Este refuerzo defensivo de las formaciones psicogrupales interferirá con los objetivos del sociogrupo.
En una investigación16 con psicóticos crónicos, pudimos establecer algunas hipótesis acerca de los conflictos entre psicogrupo y sociogrupo en las familias en las que uno de sus miembros desarrolla esquizofrenia. Todas estas configuraciones sociométricas generadoras de conflictos y maniobras defensivas correspondientes, son objetivadas junto con los participantes en el trabajo de sociodrama familiar.
Se sabe que desde etapas muy tempranas del desarrollo, los niños perciben el status sociométrico de las personas con las que se relacionan en sus grupos de pertenencia. Por ejemplo, si un niño de dos años de edad se encuentra en un grupo perteneciente al átomo social de uno de los progenitores y no al del otro, percibirá por resonancia formal el status sociométrico mayor de ese progenitor y será a él a quien se dirija para lograr satisfacer sus necesidades y demandas en ese grupo (situaciones progresivas), mientras que se dirigirá al progenitor de menor status sociométrico para satisfacer necesidades que no tengan que ver con el grupo (situaciones regresivas).
Cuanto más introvertida sea la organización de un grupo (menos elecciones fuera del grupo), resulta más difícil que un recién llegado se adapte a él. El grupo y sus miembros se sienten muy diferentes de otros grupos. La organización del grupo tiene un influencia conservadora sobre la conducta de sus miembros. El tema de la exclusión es de capital importancia en sociometría. Las configuraciones pseudocohesivas o efecto camarilla donde se refuerza la mutua elección entre los sujetos más populares del grupo a expensas de una mayor exclusión de los aislados, son responsables de diversos fenómenos patológicos grupales. Esta circunstancia se observa cuando el grupo se ve obligado por el contexto social a aumentar su eficacia sociogrupal con urgencia, haciéndolo a expensas de los valores psicogrupale. Llegar a tolerar un cierto grado de exclusión en las relaciones triangulares o grupales verdaderas, sin que por ello se vea alterada la estructura básica del grupo, indica un alto grado de desarrollo sociogenético.
La exclusión arbitraria de algunos miembros del grupo, no conlleva necesariamente un efecto terapéutico, pues dependerá de los miembros que se separan y de la organización resultante. Sin embargo, ayudar a los grupos familiares en las separaciones impuestas por el ciclo vital, es parte de la tarea del sociodrama familiar. MORENO señalaba el efecto terapéutico de separar a unas personas de otras de su átomo social y juntarlas con distintos miembros de la comunidad mediante su participación en nuevos grupos. Pero en cualquier caso la exclusión y el aislamiento deben y pueden ser evitados.
La sociometría de la pareja dará lugar a intervenciones terapéuticas dentro de lo que se llama sociodrama de pareja o bien como un sociodrama vincular dentro de un encuadre más amplio de sociodrama familiar. Cuando se pretende evaluar y tratar un sistema de relaciones familiares, es frecuente hacer excesivo hincapié en la agrupación parento-filial, dejando en segundo plano el vínculo de la pareja parental entre sí. En un grupo realizado con varias parejas (sociodrama de pareja múltiple) dentro de un programa de intervención primaria en los servicios sociales municipales28, trabajamos con los elementos pragmáticos de comunicación y relación interpersonal de la pareja. El método sociodramático ayuda a reflexionar sobre el emparejamiento como unión biológica y el matrimonio como unión social, objetivándose las motivaciones conscientes e inconscientes en la elección de pareja, así como los condicionantes de clase social, edad y relaciones en la red.
En sociodrama de pareja se objetivan los roles conyugales segregados y los conjuntos, así como el equilibrio existente entre ambos conjuntos de roles. En los átomos sociales de cada miembro deben existir roles que son complementados dentro de la pareja y otros que lo son fuera de ella. La sociodinámica de los roles conjuntos de la pareja, nos enseña que más allá de la psicopatología individual, la mayoría de las tensiones provienen del rechazo de uno de los miembros a complementar un determinado rol demandado por el otro, porque siente que ese otro rechaza a su vez complementarle en un rol en el que él hace demanda. Como ejemplo puede citarse la situación en la que un miembro rechaza complementar el rol sexual mientras el otro continúe rechazando complementarle en otro de los roles conjuntos como el de educador de los hijos o el de amigo.
La solución a este tipo de problema se inspira en el fenómeno básico de los procesos de estructuración sociométrica. Cuando un sujeto rechaza elegir a otro en base a un determinado criterio sociométrico (complementar un determinado rol), y ese rechazo está basado en un proceso de tele patológico (una represión como ausencia axiológica de tesis o bien una negación como tesis opuesta en mera rebeldía), puede favorecerse la transformación del rechazo en elección si se crea una situación tal en la que el sujeto pueda elegir al otro en base a un criterio sociométrico diferente (complementar a un rol distinto). El vínculo creado en este otro rol favorecerá el desarrollo de un tele positivo, favoreciéndose que cada uno perciba la situación real del otro, y funcionando como un proceso de caldeamiento inespecífico para los esquemas de roles de ambos participantes, lo que disminuirá sus acciones defensivas de alarma y permitirá eventualmente vincularse en otros roles incluido aquel en el que surgía el primitivo rechazo.
Este fenómeno sociométrico inspira la técnica de sociodrama de pareja, haciendo que los protagonistas jueguen situaciones intermediarias en el contexto dramático eligiéndose e interactuando en diversos roles reales e imaginarios hasta que aparezcan signos psicofísicos de un suficiente caldeamiento para volver a la situación de vinculación en el rol problemático donde suelen producirse cambios en la estructuración sociométrica situacional así como desarrollos creativos de los roles.
En el abordaje de la problemática en el rol sexual de la pareja, se tiene en cuenta no sólo la fórmula estructural de cada uno, con sus particulares dificultades en mantener el foco atencional de forma dinámica en las áreas representacionales de cuerpo, mente y ambiente según los requerimientos de la situación, sino también las conductas de cortejo-conquista (modelo masculino) y de seducción (modelo femenino) que pueden haber sido establecidas de forma confusa ya desde el comienzo de la relación de pareja.
La pareja tiene una serie de dimensiones que deben ser evaluadas en términos de duración y redefinición de la relación estructural, del nivel de compromiso personal, de la valoración axiológica de la relación, de los modelos de participación por presiones externas o internas, del tiempo real dedicado a la relación y de la importancia que la pareja tenga para la red social. Al analizar los átomos sociales individuales y el nuevo átomo social conjunto a partir de la intersección de los primeros, observaremos la reestructuración de las relaciones con otros grupos, parejas orientadas hacia dentro y hacia fuera, roles complementados satisfactoriamente y roles insatisfechos dentro de la pareja, y la relación existente entre la estabilidad emocional y el consenso en las relaciones fuera de la pareja. Ya han sido citadas algunas configuraciones del núcleo psicológico que pueden generar conflicto. Añadiremos ahora la importancia de diagnosticar en qué medida una pareja tiene algunas de las características de las pareja narcisista, empastada o infantil.
Estas características son la limitación de las relaciones con los otros, la limitación de la gratificación dentro de la pareja y la explotación de las ansiedades de soledad. Pueden darse diversas formas de pareja empastada: independiente-dependiente, huida de compromisos, parento-filial, de relación con figuras fantaseadas, de igualdad en espejo, etc.
Es importante analizar los pormenores del pacto o contrato vincular de la pareja. Entre los aspectos no sexuales están la voluntariedad, la exclusividad, la permanencia y la orientación al logro de metas. Otros aspectos del contrato pueden ser el establecimiento de reglas basadas en diferencias o en similitudes, la definición de la naturaleza de la relación, la presencia o ausencia de un proceso de toma de decisiones por consenso, el equilibrio entre los tipos tradicionales masculino (instrumental) y femenino (emocional), las extrañas formas de los vínculos a plazos, el uso de la posición inferior como táctica paradójica de poder, etc.
En el momento histórico-cultural actual es muy importante evaluar in situ los pactos de independencia total y su difícil compatibilidad con la maternidad-paternidad. En el contexto dramático se evalúan constantemente las incongruencias y contradicciones entre las formas relacionales y los contenidos en el pacto, desenmascarando equilibrios patológicos donde uno de los miembros actúa de modo que se produzca en el otro una conducta que rechaza por sí mismo (por identificación proyectiva) consiguiendo así continuar justificando su ficción defensiva.
El trabajo terapéutico en sociodrama de pareja irá orientado al logro de vínculos complementarios en los distintos roles conjuntos. Se utilizarán los juegos de representación de las familias de origen de cada miembro, se empleará la comunicación con un tercero neutral a fin de relajar el campo, se tratará de desenmascarar los pseudoroles que son aquellas pautas comunicacionales, actitudes e intereses aparentes que corresponden exclusivamente a exigencias del contexto social. El trabajo con los mitos familiares de origen y su posibilidad de transformación creativa, junto con la muestra de esquemas de interdependencia y la reflexión sobre formas concretas de interacción, ayudará a discriminar los intereses afectivos y los intereses sociales dentro de la pareja. El equilibrio en las elecciones y roles jugados dentro y fuera de la pareja, pondrá límites a la necesaria pertenencia. Las crisis de la pareja serán valoradas como un intento de cambio en las relaciones de poder.
Así los miembros de una pareja emocionalmente satisfecha y estable, disfrutan de buena salud estando juntos o separados, mantienen una comunicación franca, se gratifican sexualmente, participan en otras relaciones, desarrollan la relación espontáneamente conforme a la realidad de cada situación, con flexibilidad para introducir cambios y evitar roles demasiado rígidos.
BIBLIOGRAFÍA